martes, 24 de abril de 2012

Impotencia globalizada

¿Cuántas veces, viendo las noticias, os habéis sentido impotentes? Yo muchas, tantas que ya no puedo ni contarlas. Dictadores, crímenes, asesinatos, raptos, juicios trucados, guerras, hambre, miseria, pobreza, muertes innecesarias, poderosos corruptos, mentirosos, estafadores, aprovechados, gente indefensa, medio ambiente contaminado, lujo inncesario...
Hay veces en que no puedo ver el telediario. Tengo que cerrar los ojos, que apagar la pantalla, que alejarme de la realidad y adentrarme en el mundo de yupi en el que todos los que vivimos bien nos refugiamos cuando vemos los horrores que suceden a nuestro alrededor.
Pero nunca lo hago. Nunca cierro el televisor, cambio de canal o dejo de escuchar y ver noticias aterradoras. Algo dentro mío me empuja, me dice: mira, Marta, mira la suerte que tienes. Mira bien a esta gente que sufre, que podría estar en tu lugar, viendo la tele, en vez de ser noticia por algo tan espantoso. Lo reconozco, mi Pepito Grillo es despiadado, y me siento impotente, porque quiero ayudar a todas esas personas, lo deseo de corazón, pero no puedo.
No puedo porque para empezar soy menor, así que nada de ser activista ni de participar en ONGs formalmente: nada. Tampoco puedo porque no soy ni rica ni poderosa, y muy estúpido es el que no ve que sin estas dos cosas no se pueden parar horrores tan grandes. Triste pero cierto.
Mi único consuelo ante estas situaciones se llama Avaaz. Avaaz es una ONG que crea campañas contra injusticias, en las que tú puedes enviar tu voto, y al llegar a un número determinado de votantes, envían una petición al responsable de turno de la catástrofe que se intenta evitar. Yo estoy suscrita y siempre voto en todas las campañas, ya que todas ellas son de apoyo a rebeldes, en contra de dictadores e incluso para frenar leyes estúpidas a punto de crearse. Me siento aliviada.
Y, a veces, te envían un mensaje diciendo que lo han conseguido, que gracias a ti y a miles de votantes más su petición ha tenido éxito y han logrado su objetivo. Por desgracia, estos mensajes son escasos, pero al menos, no te quedas con esa sensación de impotencia e inutilidad que a veces se apodera de nosotros, los que sólo podemos observar desde la tele o el diario las penas de otra gente.
Conozco a pocos que se sientan como yo. Y eso me entristece.
Pero por los pocos que luchan por un mundo mejor, que no dan la espalda a los problemas y que siempre intentan ayudar, por los pocos que se sienten como yo, por ellos hay aún esperanza. Y una buena manera de empezar es con cosas pequeñas, que al fin y al cabo, es lo primordial.
¿Y tú, eres de los míos? ¿O simplemente te limitas a ver lo que pasa en el mundo y luego pensar que no tiene nada que ver contigo?

sábado, 21 de abril de 2012

De viaje por Roma

¡Hola besabyeros!
Siento haber tardado tanto en escribir, pero esta Semana Santa me ha oxidado un poco, y no me puse a escribir hasta hoy :)
Y sí, esta breve semana de vacaciones he tenido la oportunidad de visitar una de las ciudades más bonitas: Roma. Y me gustaría enseñaros todo lo que vi allí, lo que aprendí y lo que más me gustó, por si algún día tenéis la ocasión de visitar la capital del antiguo imperio romano :D
El primer día fue un poco cansado. Sólo os digo que mi vuelo salía a las 5 de la mañana, con lo cual a las 3 ya estaba despierta y en camino hacia el aeropuerto.


Os voy a resumir todo lo que vi en una cuantas *bueno, muchas* fotos que hice. Estoy contentísima porque ¡quedaron genial! Allá va, Roma en tres días:

La Fontana del Tritón, en Piazza Barberini.




La Fontana di Trevi. Aunque no se ve en esta foto, estaba LLENÍSIMA de gente tirando monedas.
¡Atención! Ahora viene una foto mía, Marta, la escritora de Besaby... algún dia tendrías que ver cómo es la chica que escribe, ¿no? Bueno, pues ése momento ha llegado, y encima en la foto salgo enseñando uno de los secretos de Roma: el secreto de las fuentes. ¿Qué es eso? Bueno, si vais a Roma, veréis que toooodas las fuentes tienen un agujerito en la parte superior del tubo por el que sale el agua. Esto sirve para que, tapando el agujero inferior, el agua en vez de salir por abajo salga por arriba y no tengas que agacharte tanto ni sufrir por si alguien ha puesto la boca en la fuente antes de que tu bebieses...
Reconozco que a veces lo he pensado, sobretodo después de ver algunos niños pequeños bebiendo D:

¡No pensaríais en serio que iba a poner una foto de mi cara! ¡Si los que me conocen ya saben lo poco fotogénica que soy...! :D
Un techo de una de las iglesias de Roma. Todas estaban decoradas con trampantojos (pinturas que te engañan porque simulan profundidad y volumen) y frescos del Renacimiento... ¡y todos ellos espectaculares! Sólo en pensar en lo difícil que debió ser pintar todo eso, en condiciones casi infrahumanas y con poca seguridad, me dan escalofríos.



A los romanos antiguos les encantaban los obeliscos. Por eso Roma está lleno de ellos.
Este es el Panteón romano. Por fuera sólo ves una masa maciza de piedra, y al ver eso no me extrañó nada que una estructura semejante hubiese aguantado tanto tiempo de pie. Aún así, no creía que fuese tan bonito por dentro... cuando entras, y ves la gran claraboya justo en el medio del techo abombado, es una sensación muy especial. Te sientes minúsculo y grande a la vez.

El Panteón desde atrás.

El Panteón por delante.

La gran claraboya.
La gran claraboya no se ve muy bien en las fotos, pero por suerte, me recomendaron que me descargase en el iPod un programa que se llama Photosynth, que te permite hacer panorámicas. Disfrutad de la increíble panorámica del Panteón desde dentro:


El Panteón de nuevo :)

La Piazza Navona


En la Piazza Navona se reúnen artistas de todo tipo, sobretodo pintores, para vender sus cuadros.

La espectacular fuente del escultor Bernini que preside la Piazza Navona.

¡Mirad esto! El nombre de este bar es una metáfora catalana :3 aunque Anna, una amiga mía, me hizo notar que también podría referirse a una expresión francesa... yo me decanto por que es catalán.

Campo di Fiori, el mercado donde venden flores.


¡Es una bañera!


Uno de los efectos ópticos con los que jugaban los arquitectos renacentistas era este:


¿A que parece una galería normal, algo larga, con una estatua más o menos grande al fondo? Pues no, ahí está el truco: no es que las cosas estén muy lejos, es que están muy pequeñas:



A mí me costó ver el truco :3


Los famosos candados del amor. El angulo no es bueno en esta foto, pero en todos habían escritos nombres y corazones.
Roma también es la ciudad de los gatos (¡y yo amo a los gatos!). De hecho, está prohibido matar gatos callejeros y en algunos puntos donde se concentran muchos, como en las ruinas del Foro, el Ayuntamiento contrata a cuidadores para que les lleven comida.




Esta tienda se llama Bartolucci y vende artículos de madera artesanales que son muy monos :] ¡Yo conseguí un llavero de Pinocho!



Los artistas italianos mostrando su arte en plena calle:


El Café Il Greco, uno de los más antiguos de Roma. El café es algo caro allí, pero compramos un par para probarlos y ¡estaban dulcísimos! Me encantaron.


La Piazza Espagna :) se llama sí porque aquí es donde esta la embajada española.



El Moisés de Miguel Ángel

¡Un coche de la polícia italiana, también llamados Carabinieri! ¡Y nada menos que un Lamborgini!

El Coliseo

La Cúpula del Vaticano a lo lejos :3


El Vaticano. Plaza de San Pedro.

Basílica del Vaticano.

Una calle asfaltada por los antiguos romanos.

El tejado del Vaticano :3

Vista de la plaza de San Pedro desde la Cúpula
Cuando fuimos al Vaticano, lo primero que dijo mi padre fue "bienvenidos al Port Aventura de la religión". Y no lo dijo despectivamente, porque no exagero si os digo que estaba LLENÍSIMO de gente. Colas larguísimas para entrar en el recinto del Vaticano, dos horas de cola para subir a la gran cúpula, una gran sopa de gente en los museos (¡la capilla Sixtina parecía el patio de mi colegio: lleno de gente! ¡Y encima no te dejaban sentarte para contemplar los frescos!). No voy a empezar con mis ideas sobre la religión y la fe, pero me pareció un poco ofendente que alguien que promociona la honestidad, la solidaridad y la sobriedad viva envuelto en tantos lujos cuando medio mundo se muere de hambre.
Subir a la cúpula fue una odisea: para empezar, estaba lleno de gente, y aviso para los claustrofóbicos: ni lo intentéis.


¡En algunos puntos la escalera estaba torcida!

La cúpula vista desde el tejado del Vaticano.
Los italianos eran auténticos expertos en ganarse la vida. En cada esquina había un chiringuito, cada dos por tres personas que vendían desde rosas hasta muñecos te asaltaban diciendo que si querías comprar, incluso personas disfrazadas de romanos antiguos pedían dinero a cambio de hacerse una foto delante del Coliseo o de algunas otras ruinas. El último día empezó a llover, y al instante, ¡todos los vendedores ambulantes cambiaron su mercancía por paraguas! Qué rapidez :D
También me encontré con un grupo de legionarios extraviados en el tiempo... ¿veis el hombre con pantalones negros y camiseta blanca de aquí abajo? Bien, pues no forma parte del grupo, pero así de espontaneos son los italianos que cuando vió que se acercaba ese grupo se unió a ellos. La verdad es que no sé por qué pretendía hacerse pasar. ¿Por un esclavo, tal vez? :0


Esto en los baños del Vaticano. Claro, deben de tener tanto dinero, que no les hacen falta propinas.

El Foro Romano

La famosa loba que amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.





El suelo del Coliseo era de madera, y debajo habían jaulas y un laberinto de pasillos en los que encerraban a los animales para dejarlos ir en el estadio por medio de trampillas y un sistema de poleas que hacían de ascensor.




¡Ah, la moda italiana! Bueno, la mayoría de marcas pijas eran las típicas: las que siempre se anuncian y las que son demasiado caras, tanto para mi bolsillo como para mi orgullo (pagar veinte euros por un llavero en el que pone "Dior" es excesivamente materialista, ¿no creéis?). Aunque también habían diseñadores locales de calidad, que por suerte no eran tan famosos, y por lo tanto sus tiendas me parecieron más cercanas. Pero no compré nada.


Bueno... estos bolsos los encontré en un mercadillo artesanal: conseguí quedarme el azul :3 la verdad es que es chulísimo, ¡y se trata de un disco de vinilo auténtico!






Este fue mi viaje a Roma, una de las ciudades más bonitas y con más encanto que he visto nunca. Lástima que en esta ocasión no habían muchos "coches caros", porque he oído que hace pocos años habían montones de Ferraris y Lamborginis circulando a toda pastilla por la ciudad, aunque yo sólo vi uno, el de los Carabinieri... supongo que será la crisis.
Una de las cosas que he aprendido yendo a Italia es que la mayoría de italianos se parecen a la mayoría de españoles : siempre improvisando, todo el día de fiesta y sin ningún tipo de vergüenza. Olé ;)

Otra foto de la loca escritora de Besaby :)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...